Las ciudades representan uno de los más importantes inventos del hombre. En ellas podemos encontrar la solución para satisfacer nuestras necesidades, desde las más básicas como el consumo de alimento o agua, hasta las más subjetivas como la superación profesional. Estas necesidades se ven solventadas en cierto grado gracias a la densidad de población, la diversidad y a los sistemas complejos de servicios, redes, flujos, división de trabajo y especialización económica.
El costo de lo anterior es el impacto medio ambiental que genera nuestro modo de consumo, además de lo finito de los recursos, tal como lo expone el informe Meadows: Los límites del crecimiento en 1972 donde se estima que, de seguir con la tendencia, para el 2072 llegaremos al límite los recursos disponibles.
Una forma de medir el impacto es mediante los conceptos de biocapacidad y huella ecológica. De acuerdo a la Red Global de Huella Ecológica, la biocapacidad se define como el límite de los ecosistemas para abastecer a la población de recursos, mientras que la huella ecológica es la medida de suelo y agua biológicamente productiva que una población o actividad requieren para producir los recursos que consume y absorber los desechos que genera. Lo anterior se mide en hectáreas globales por persona, gha por sus siglas en inglés.
De acuerdo al “National Footprint and Biocapacity Accounts 2021” en México la biocapacidad por persona en 1965 se calculaba en 3.1 gha, mientras que la huella ecológica en 1.8 gha, arrojando un balance positivo de 1.3 gha en reserva. Sin embargo, la tendencia de consumo iba al alza de forma acelerada provocando que la biocapacidad disminuyera, así en 1976 se alcanzó un balance c 0 y comenzó a crecer el déficit.
Para el año 2017 se calculaba en 1.1 gha de biocapacidad por persona versus 2.6 gha de huella ecológica, lo que nos pone en un déficit de -1.5 gha, es decir, hoy en día México es dependiente de recursos extra nacionales al no ser capaz de sostenerse a sí mismo, provocando un estado de vulnerabilidad no sólo en el tema de abastecimiento, sino de soberanía. Lo anterior solo se entiende relacionado no sólo el crecimiento demográfico exponencial (pasando de 10 millones a 126 millones en 100 años) sino a sistemas de consumo altamente ineficientes.
Citando al estudio “Construcción de Huella Ecológica de Consumo por Manzanas Urbanas de la Ciudad de Torreón”, (Paolacci, J., Esteva Bautista, A. M., Reyes Tabares, M.,2016), tan sólo para el consumo de cereal, Torreón necesitaría casi un poco más de lo que actualmente cuenta de km2, mencionando así, que es más del doble del territorio disponible, es decir que el déficit de sólo este insumo alimentario sería del doble.
El crecimiento urbano es causa y producto del incremento de déficit en biocapacidad. Torreón presentó un crecimiento urbano siete veces en extensión, mientras que su población sólo tres y lo hizo de forma dispersa, implicando más superficie destinada a vialidades, mayor necesidad de infraestructura, incremento en desplazamientos persona por kilómetro, mayor demanda de servicios urbanos, etc.
En este contexto las problemáticas de nuestra región se visualizan grandes, la cantidad y calidad de abastecimiento de recursos para La Laguna será fuertemente afectada con un aumento de temperaturas máximas urbanas de 5ºC, una probabilidad de sequía del 47.6% con un proceso de desertificación.
Como medida de solución basados en planeación estratégica, en el 2014 se inició la construcción del Plan Estratégico para Torreón con Enfoque Metropolitano 2040, con el objetivo de definir un conjunto priorizado de estrategias, acciones y proyectos para lograr una visión consensuada del desarrollo de Torreón y la Zona Metropolitana de La Laguna a mediano y largo plazo. En él, se encuentran acordadas las líneas para revertir las tendencias desfavorables para nuestra calidad de vida.
El IMPLAN, en base a su experiencia y conocimiento del territorio, elaboró un documento de divulgación sobre qué acciones se han ejecutado dentro de nuestro instituto a 7 años del TRC 2040 y cuáles son los principales retos que debemos superar para dar continuidad. Aunque la problemática aquí expuesta es de carácter global, se necesita implementar acciones desde lo local para contribuir a un mundo sostenible, para equilibrar el consumo de recursos con la regeneración de los ecosistemas.
Bibliografía
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Paolacci, J., Esteva Bautista, A. M., & Reyes Tabares, M. (2016). CONSTRUCCIÓN DE HUELLA ECOLÓGICA DE CONSUMO POR MANZANAS URBANAS DE LA CIUDAD DE TORREÓN.
Instituto Municipal de Planeación y Competitividad de Torreón. (2020, 25 noviembre). Atlas Municipal de Riesgos de Torreón. ArcGIS StoryMaps. https://storymaps.arcgis.com/stories/31945b85de5f4dcd8ec32d9688de9ff0
ONU-HABITAT & Instituto del Fondo Nacional de Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT). (s. f.). Índice de las Ciudades Prósperas, CPI, México 2018. ICP, México 2018. https://onuhabitat.org.mx/index.php/indice-de-las-ciudades-prosperas-cpi-mexico-2018