El suicidio es un problema que se ha colocado como tema fundamental dentro de la salud pública debido a su constante incremento. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como “un acto deliberado por el que un sujeto se causa la muerte con conocimiento o expectativa de un desenlace fatal”. Este, va antecedido de la ideación suicida, que se refiere a la aparición de pensamientos y planes cuyo contenido está relacionado con terminar con la propia existencia.
La OMS, ha identificado al suicidio como un problema de salud pública debido a que en el mundo aproximadamente 800,000 personas mueren por esta causa cada año, lo que equivale a una persona cada 40 segundos. Además, actualmente es la segunda causa de defunción en personas de 15 a 29 años, siendo que décadas atrás era la población adulta la que se encontraba en mayor riesgo. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el país con mayor cantidad de suicidios por cada 100,000 habitantes entre 2014 y 2016, es Lituania, seguido de Corea del Sur, Eslovenia, Letonia y Japón, ocupando México el lugar 33.
A nivel nacional, se tiene registro de 6,559 casos durante 2017, de los cuales, 198 fueron en Coahuila. En el periodo 2010-2017, el 19% de las defunciones por suicidio a nivel estatal ocurrieron en Torreón, y el 30% en Saltillo. Por su parte, los suicidios han aumentado paulatinamente en la Zona Metropolitana de la Laguna, observándose un incremento mayor de 2015 a 2016.
Al separar los registros por sexo, se obtiene que, en todos los niveles, durante todos los años revisados (2010-2017), los fallecimientos de hombres por este motivo superan significativamente a los de las mujeres, así, de los 42 casos de suicidio ocurridos durante 2017 en Torreón, 38 fueron hombres y 4 mujeres.
Con frecuencia, entre la ideación suicida y el suicido aparecen uno o varios intentos, que indican un paso importante hacia la acción. En la ZML, durante el periodo 2015-2018, se contabilizan 46 casos de pacientes por lesiones autoinfligidas dentro de los registros de la Dirección General de Información de Salud. Las estadísticas de este tipo de lesiones muestran una tendencia superior en mujeres; de hecho, se estima que por cada mujer que intenta suicidarse, 4 hombres lo llevan a cabo, y en sentido inverso, por cada hombre que se suicida, 4 mujeres lo intentan.
El suicidio y el comportamiento suicida constituyen fenómenos individuales y sociales. Esto último significa que las problemáticas, la cultura, los estereotipos, las visiones del mundo que tiene una sociedad, son factores determinantes dentro de esta conducta, y que, por lo tanto, no se trata enteramente de la voluntad de la persona.
Diversos estudios indican que los hombres superan los intentos de suicidio por factores macrosociales, como el desempleo o los recursos económicos, y por su parte, los intentos de suicidio de las mujeres se han relacionado estrechamente con el maltrato físico, sobre todo cuando son reiterados, algunos sugieren que entre 33 y 37% de las mujeres en situación de violencia han intentado suicidarse, y por ello, la ONU Mujeres exhorta a investigarlos bajo protocolos de feminicidio, con la finalidad de descartar que se quiera encubrir un feminicidio, o de identificar si se debió a violencia de género, y así poder fincar responsabilidades.
El reconocer al suicidio como un problema de salud pública significa que es responsabilidad del Estado el generar estrategias para prevenirlo; esto se logra según la OMS a través de intervenciones basadas en el principio de conexión social y el fácil acceso a la ayuda, como las líneas de ayuda benévola y los programas de chequeo telefónico, con centros de prevención del suicidio, o campañas de prevención escolar. Así como campañas informativas para eliminar estigmas o prejuicios.