A pesar de ser joven, la Zona Metropolitana de La Laguna cuenta con una identidad cultural muy peculiar. A finales del siglo XIX nacieron las primeras dinámicas industriales que, aunadas al trabajo del campo, atrajeron a personas de distintos rincones del país y del globo. Con ellas, se comenzó a forjar un discurso de identidad enraizado en el entorno natural y en la industria. Se generó un sincretismo interesante, que pronto daría frutos en forma de expresiones y productos culturales. Estos elementos culturales, que podrían parecer meramente simbólicos, tienen una función relevante en la conformación de los procesos sociales. De acuerdo a la OCDE: “Las ciudades y regiones deben considerar la cultura y los sectores creativos, así como a la participación cultural como factores importantes para las esferas económicas y sociales” (OCDE, 2021). Conviene entonces cuestionar: ¿Cómo podemos construir una narrativa en la cual los elementos culturales acompañen los objetivos económicos y sociales de la región?
De acuerdo a Mihalis Kavaratzis (2008) “es importante desarrollar una visión sobre las circunstancias locales y la identidad de una ciudad (…) para seleccionar ciertos valores locales y contar una historia colectiva”. De este modo, las políticas de desarrollo pueden alinearse y así “atraer inversiones, negocios y turistas, además de contribuir al sentido de pertenencia entre los ciudadanos y generar una identidad urbana común” (Ashworth, 2009). De esta forma podemos comprender la relevancia de las políticas culturales y su relación con el desarrollo integral de las ciudades.
En nuestro país, CONACULTA cuenta con 8 ejes de la política cultural:
1) Patrimonio y diversidad cultural.
2) Infraestructura cultural.
3) Promoción cultural nacional e internacional.
4) Estímulos públicos a la creación y mecenazgo.
5) Formación e investigación antropológica, histórica, cultural y artística.
6) Esparcimiento cultural y lectura.
7) Cultura y turismo.
8) Industrias culturales.
Es pertinente revisar si en la Zona Metropolitana de La Laguna existen políticas basadas en estos ejes y orientadas hacia el desarrollo local. Sin embargo, al igual que en otros rubros, se puede percibir cierta falta de coordinación entre actores. Si bien, existen esfuerzos gestionados desde la ciudadanía para promover acciones artísticas y culturales desde una perspectiva incluyente, en muchas ocasiones estas iniciativas no se encuentran vinculadas a políticas estructuradas desde los órganos de gobierno. Esto, a su vez, provoca que los eventos ocurran de forma aislada, sin una planificación a largo plazo que fomente la continuidad y sostenibilidad de los proyectos. En este sentido, puede ser conveniente replicar esquemas de cooperación entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil para “proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y apoyar la creatividad y los sectores culturales” (UNESCO, 2012).
Al entender la cultura como “el conjunto de prácticas, objetos, significados, costumbres, rituales, concepciones y hábitos pertenecientes a todos y todas” (Figueroa, 2006) podemos reconocer la importancia colectiva de este concepto y a su vez, asumir que la gestión cultural desde una perspectiva formal trasciende cuestiones simbólicas. El proceso de conformación de la identidad de nuestra región está estrechamente ligado a las dinámicas económicas y sociales. Por este motivo, es necesario que en la inherente evolución del contexto se asuma que los elementos culturales, gestionados desde políticas públicas democráticas e incluyentes, pueden tener un rol activo en el desarrollo local.
Referencias:
Belabas, W; Eshuis, J; Scholten, P. (2020). Re-imagining the city. Routledge. Erasmus University Rotterdam.
Figueroa, M. (2006). Políticas culturales para el desarrollo en un contexto mundializado. Política y cultura. México.
https://www.cultura.gob.mx/ejes/
https://elpais.com/planeta-futuro/2022-08-21/agenda-2030-de-las-palabras-al-artivismo.html
https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000228345
https://www.oecd.org/cfe/leed/AGENDA-Heritage-Cities-26May.pdf
