Los tiempos de crisis resaltan los problemas estructurales de cualquier sistema, ya sea personal, empresarial o gubernamental. La pandemia del COVID-19, así como sus efectos y las posibles soluciones, han puesto sobre la mesa el tema de la desigualdad social, que, si bien ha tomado relevancia en los últimos años, nunca se había ponderado con las condiciones actuales.
La desigualdad social, especialmente si se entiende como la diferencia en ingresos, posibilidades, o imposibilidades, de trabajo o movilidad laboral, así como de capacidades personales y tecnológicas, han hecho que la cuarentena que pareciera sencilla de aplicar y bastante razonable en papel, no sea tan efectiva ni fácil de seguir, ya que se requieren de ciertas condiciones en la sociedad y la economía para que sea efectiva.
Por un lado, la dinámica económica está conformada de una manera en la que no todas las actividades, o gran parte de ellas, puedan realizarse desde casa; por otro, no todas las personas tienen la posibilidad de optar por el aislamiento o estar en cuarentena.
México no es un país preparado para esto. De acuerdo con los datos oportunos de los Censos Económicos 2019 del INEGI, la economía mexicana se compone principalmente en la producción manufacturera, que a pesar de concentrar solo el 12% de todas las unidades económicas (UE) del país, empleando a casi un tercio del personal ocupado, genera el 43% de todos los ingresos por suministro de bienes y servicios.
En el caso de Coahuila, ésta dependencia es aún mayor, ya que una de cada diez de las UE se clasifica dentro del sector manufacturero, emplean al 43% de los trabajadores remunerados y generan el 70% de todos los ingresos. Si a esto se le agrega que el 24% de las UE manifiestan tener problemas con los altos gastos de pago de servicios, como lo son la electricidad, agua y telefonía, parar labores no pareciera ser la opción más viable o razonable.
En el caso de La Laguna, con los datos disponibles del Plan de Política Industrial del IMPLAN, la manufactura representa el 72% de la producción y el 28% del empleo.
Las personas que trabajan también presentan condiciones que no les permiten estar en cuarentena. Conforme a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, para el último trimestre del 2019, en La Laguna el 40% del personal ocupado se encuentra en informalidad laboral, entendida como una situación vulnerable por las condiciones de la empresa o negocio donde trabajan, o por no contar con un contrato o relación formal con su empleador. Los jóvenes, personas entre 15 y 29 años, tienen una tasa de informalidad laboral del 42.58%, lo que los hace especialmente vulnerables. Adicionalmente el 90% de las casi 50 mil UE registradas en el Directorio Estadístico de Unidades Económicas del INEGI, tienen menos de 10 trabajadores, remarcando su vulnerabilidad a un cierre o paro de actividades. La mitad de éstas se clasifican como comercio o manufactura.
Desglosado por sectores, la mayor proporción de informalidad laboral se concentra en los rubros considerados como actividades no esenciales por el Gobierno Federal, en otros servicios excepto actividades gubernamentales (79.42% de trabajadores se consideran informales), servicios de hospedaje y de preparación de alimentos (70.96%), construcción (67.81%) y servicios de esparcimiento cultural y deportivos (60.75%), representando en su conjunto a 110 mil personas.
Para los sectores que si pudieran ejercer algún tipo de trabajo en casa, esta modalidad se ve condicionada por la disponibilidad de servicios y tecnología, siendo poco más de un tercio de la población la que cuenta con acceso a computadora en casa e internet.
Adicionalmente, la mayoría de las personas no cuentan con los ahorros suficientes para mantenerse sin empleo. En la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera de la CNBV, realizada en el 2018, se detalla que, a pesar de que el 78% de los mexicanos manifiesta tener algún tipo de ahorro, un cuarto de ellos solo lo considera para situaciones de emergencia o imprevistos.
Estas condiciones reflejan una pequeña parte de la imposibilidad de llevar a cabo una cuarentena o paro generalizado de actividades para un país como México, las cuales están ligadas a las condiciones laborales, así como a la estructura general de la economía. Diversas soluciones se han propuesto para aminorar esta situación, empezando por la construcción de una red de soporte como el salario universal, acceso gratuito a servicios de salud, fomentar cultura del ahorro y, para el caso de la economía, ir migrando a una de servicios y alta especialización en manufactura.