Ante el escenario de la primera recesión económica en 10 años, estar preparado no es suficiente. La resiliencia abarca también la capacidad de adaptarse y anticiparse ante cualquier externalidad que pueda afectar a la región. En este caso, el desarrollo económico a nivel local no ha sido un tema necesariamente estudiado en cuanto a la capacidad de enfrentar impactos de esta índole, especialmente en el contexto de una desaceleración económica, que a diferencia de hace una década, es producto de una causa inherente al manejo del país.
Adicionalmente, la globalización ha obligado a las regiones, más que a los países, a competir y convertirse en jugadores clave por sí mismos. De aquí surgen diversos aspectos necesarios para el desarrollo en términos de resiliencia: diversificación económica, comercio exterior y finanzas públicas sanas.
En el aspecto económico, la Zona Metropolitana de La Laguna concentra en la industria manufacturera el 72.85% de la producción bruta total o PBT (INEGI, 2014), ésta se encuentra más diversificada que en regiones como la de Saltillo-Ramos Arizpe donde, a pesar de tener el 89.18% de su PBT en el mismo sector, el 75% de este se concentra en fabricación de equipo de transporte o comúnmente conocido como el sector automotriz.
En la ZML, este se divide en las industrias metálicas básicas (45% del PBT), la industria alimentaria (19.42%) y la fabricación de maquinaria y equipo (12.40%) y el resto en 19 subsectores.
En cuanto al personal ocupado se contrasta que, si bien la manufactura representa la mayor parte de la PBT, solo ocupa a un quinto de la población ocupada. Siendo los grandes empleadores el sector del comercio y servicios con 22.3% y 46.92% del personal ocupado respectivamente (INEGI, 3T-2019).
Por otra parte, dentro de las lecciones de la crisis financiera internacional de hace una década, se encuentra la necesidad de fortalecer la economía interna a través de incentivos al consumo, como con el proyecto del Buen Fin, o fortalecer regiones y municipios con programas como los Pueblos Mágicos; pero no se enfatiza la capacidad de exportación e importación de las localidades, ya que comúnmente se aglomeran las cifras a nivel estatal y nacional.
Para el 2014, el Servicio de Administración Tributaria estimaba que las exportaciones de la región ascendían a $6 mil millones de dólares, equivalentes a dos tercios del PIB local y que reflejan el alto nivel de dependencia de la región del comercio internacional. Esta condición, que pudiera ser adversa en otro contexto, en el panorama actual se convierte en un canal de soporte para mantener la actividad económica y el dinamismo en la región.
Finalmente, el desarrollo regional viene de la mano con finanzas públicas sanas y proyectos enfocados en el desarrollo urbano, pero una parte importante de los ingresos municipales provienen de las aportaciones y participaciones federales, de las cuales estas últimas representan hasta dos tercios del total de los ingresos de los municipios de la región, y que se han visto afectadas por la reducción en los ingresos recaudatorios a nivel federal.
Esto refleja que la participación ciudadana, junto con un gobierno eficiente, pueden hacer frente a impactos externos, ya sea por políticas nacionales o situaciones globales, siempre y cuando se mantengan los esfuerzos por atraer inversiones de diferentes subsectores y se mantenga la disciplina presupuestaria enfocada a mejorar los servicios públicos de la región.