La violencia de infraestructura hace referencia a la infraestructura diseñada para agredir al habitante de una ciudad, ya sea en su implementación o en su funcionamiento. Se discutió por primera vez el término de "violencia infraestructural" en el 2009 cuando durante el panel anual organizado por la Asociación Americana de Antropología (AAA) se discutía cómo abrir el diálogo para formar ciudades más éticas y responsables al plasmar las relaciones injustas entre clases sociales en una forma tangible.
El funcionamiento de la ciudad, la presencia de barreras, cercas, muros y monumentos, así como la planificación y las relaciones espaciales entre los suburbios, los centros de las ciudades y los asentamientos ilegales se desempeñan en un papel concreto de los actos sociales injustos. Un ejemplo de violencia estructural son los fraccionamientos de acceso controlado que son capaces de segregar a grupos de población. Por ejemplo, en la Zona Norte, el Ejido La Conchita Roja, ubicado en el área noroeste de Hacienda el Rosario y limitando con Durango por el Río Nazas, quedó aislado de la ciudad con la construcción de fraccionamientos cerrados que abarcaron una gran parte del territorio y que no permiten acceder a esa área o que se desarrolle urbanamente de manera adecuada.
Robert Moses, funcionario responsable por la construcción de la Zona Metropolitana de Nueva York, diseñó los puentes automovilísticos sobre Grand Central Parkway de baja altura como una forma de evitar que los residentes pobres de la ciudad, que dependen del transporte público, accedan a los suburbios ricos de Nueva York. Otro ejemplo de violencia infraestructural se da en la Ciudad de México, por ejemplo, debajo de los pasos elevados de automóviles existen picos para que los inmigrantes o personas en condición de calles no se instalen como hogares, lo mismo sucede en Londres, podemos ver como ejemplo los picos de metal colocados afuera de un lujoso edificio de apartamentos en esta ciudad, que impide esa misma situación.
En Torreón, esta problemática se da en el mobiliario que provoca segregación, por ejemplo, cuando analizamos la Zona Centro de la ciudad, observamos que en los bancos instalan picos a nivel de piso en sus aceras para evitar el ambulantaje; para evitar esta misma situación, Hay tiendas en el Centro Histórico que solicitan permiso para poner bardas con picos alrededor de los árboles que rodean sus locales, en vez de poner jardineras o alguna banca que facilite la interacción social y no afecten la accesibilidad universal, ya que como se menciona en el Reglamento de Desarrollo Urbano, Zonificación, Uso de Suelo y Construcción del Municipio de Torreón, en su artículo 281, los elementos del mobiliario urbano deberán cumplir con garantizar la seguridad de los ciudadanos y la accesibilidad total para personas con discapacidad, evitando cualquier tipo de barrera que pueda interponerse al tráfico vehicular y peatonal.
En las plazas, las bancas se separan por la mitad con antebrazos de metal para evitar que indigentes se acuesten. Este cambio al mobiliario de una zona tan concurrida como lo es la Zona Centro termina impidiendo la convivencia social de las personas en general. El comercio informal forma parte de la vida activa del centro y de la economía de la Zona Metropolitana de La Laguna (ZML).
A partir del Inventario Nacional de Vivienda 2016, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) se puede observar que la Zona Centro es el área con más concentración de puestos semifijos y ambulantes por manzana. El INEGI registra en el 33.84% de la totalidad del área de estudio presencia de ambulantaje en alguna de las vialidades, además de otro 6.92 % de manzanas donde el ambulantaje está presente en todas las vialidades. Estos datos nos dan una buena idea no solo del ambulantaje, sino de la interacción social que tiene el Centro Histórico, que debido a su alto flujo peatonal se convierte en el principal punto atractor de ambulantaje.
La infraestructura puede ser un medio clave para la mejora social y el progreso de una ciudad. Hay una gran falta de sensibilización en la sociedad respecto a los problemas y su falta de sensibilidad, al responderlos, hacia las personas. La solución yace en identificar directamente la economía política subyacente a la producción socio espacial y concretamente discutir las acciones para construir lo que los geógrafos alternativamente llaman una 'ciudad socialmente justa' y una 'ciudad espacialmente justa' a través de discutir sobre responsabilidad social e implementar acciones para producir un mañana más equitativo.
Fuentes
INEGI, Inventario Nacional de Viviendas 2016, https://www.inegi.org.mx/app/mapa/inv/