He ahí el dilema En un examen de economía oral se nos hicieron dos preguntas. La primera versaba: “¿Cómo percibe una persona un vaso que contiene agua al 50% de su capacidad? ¿Medio lleno o medio vacío?” Una de las respuestas calificada como correcta fue: “depende de la sed del que se lo va a tomar”.
Una persona sometida a los rigores del sol del “Semidesierto de La Laguna” probablemente lo perciba no solo medio vació, sino con una cantidad de liquido insuficiente. En cambio, una persona que se acaba de bañar en las frescas aguas de las cascadas de Agua Azul, del bello Estado de Chiapas, es predecible que no solo lo perciba medio lleno, sino que considere que es demasiada agua para ser consumida por él en ese momento.
La segunda pregunta oral fue: “¿Cómo deben ver los profesionales económicos (analistas, estudiosos, investigadores, periodistas, consultores, funcionarios del ramo) a un vaso de agua al 50% de su capacidad?” El maestro aprobó a quienes respondieron que un profesional de la economía solo debe ver el vaso al 50% de su capacidad, ni más, ni menos. Con objetividad, con rigor, pues, no permitiéndose ser influido por la percepción de los que tienen sed o de los que no la tienen.
¿El IMPLAN, Torreón, analiza con objetividad el estatus de la Economía en La Laguna? La pregunta es pertinente después de las críticas que se nos han hecho por difundir la reciente y favorable calificación del Financial Times a la Ciudad de Torreón –cuarto “Mejor Costo- Beneficio al Invertir en Ciudades Grandes de América”–. Algunos dicen que echamos las campanas al vuelo, otros que somos gobiernistas, que nos ufanamos de los datos convenientes, porque fuimos contagiados con el síndrome del funcionario. Dichos comentarios, u otros parecidos, son lógicos viniendo de parte de ciudadanos que han sufrido la sequía de inversiones, que no tienen trabajo, que padecen de bajos niveles de remuneración o de un deprimido consumo de los productos y servicios de su empresa. De los que esperamos más es de los analistas profesionales que obligados están a rebasar la simple percepción pública, que obligados están a superar lo anecdótico y a informar con objetividad. Que obligados están a criticar al IMPLAN, sí, pero a hacerlo después de conocer a la institución y a sus quehaceres.
Señoras y señores analistas, ¿han leído ustedes algunos de los 87 análisis y 143 indicadores de competencia y de incompetencia de nuestra región, publicados en http://trcimplan.gob.mx, donde se exponen las problemáticas estructurales y coyunturales que sufre La Laguna? ¿Acaso han tenido acceso a los 1555 infografías que se han montado en las redes con información económica diversa (social, urbana, demográfica, etc.)? ¿Han escuchado las múltiples declaraciones del director del IMPLAN criticando la falta de esfuerzos públicos y privados en materia de: I+D+i, la ausencia de programas de ordenamiento y densificación urbana, la necesidad de una mejora regulatoria, etc.?
Existen pruebas suficientes de la posición crítica que mantiene el IMPLAN. Pero criticar no implica el únicamente resaltar las amenazas y las debilidades de La Laguna, hay que referirse, también, a las oportunidades y a las fortalezas (que sí las tenemos y muchas).
¿Cómo podríamos diseñar un proyecto de fomento a la Inversión Directa si no le sabemos hablar al capitalista foráneo de nuestras ventajas competitivas?
¿No es válido que el IMPLAN apoye a los responsables del fomento a las inversiones foráneas y a la IP con información, cuantitativa y cualitativa, calificada por entidades de prestigio internacional?
¿Cuál es el pecado que comete el IMPLAN al subrayar las fortalezas de Torreón observadas por el Financial Times?
¿El pecado está, quizás, en resaltar que la correlación de costos es menor en Torreón que en otras ciudades del país?
¿Qué acaso no son los costos –incluidos los laborales– la ventaja competitiva principalísima que ha aprovechado México (junto con la vecindad de los EE.UU) para atraer las inversiones manufactureras offshore, incluyendo las automotrices? Cuidado con las percepciones, una estrategia, una iniciativa, una política pública que pretenda mejorar la posición relativa de La Laguna en el mercado de la Inversión Directa exige de una visión diáfana, precisa, de la realidad.
El IMPLAN no ve en La Laguna un vaso vacío de ventajas y oportunidades, ni uno lleno de amenazas y debilidades, como muchos quieren verlo. El IMPLAN ve una región de grandes retos y de grandes oportunidades, capaz de rivalizar, si unimos voluntades, con avezados competidores en los mercados globalizados. Ni más, ni menos.